Samuel Arregocés. Danilo Urrea y Nélida Ayay Chilón explican al directivo del fondo de pensiones sueco AP-fonderna, John Howchin los impactos de sus inversiones en minería en América Latina - Foto: Andrés Gómez.
Samuel Arregocés y Danilo Urrea recorrieron Suecia y hablaron sobre los conflictos sociales y ambientales que producen las empresas mineras con capital sueco.
Samuel Arregocés. Danilo Urrea y Nélida Ayay Chilón explican al directivo del fondo de pensiones sueco AP-fonderna, John Howchin, los impactos de sus inversiones en minería en América Latina - Foto: Andrés Gómez.
Samuel Arregocés. Danilo Urrea y Nélida Ayay Chilón explican al directivo del fondo de pensiones sueco AP-fonderna, John Howchin, los impactos de sus inversiones en minería en América Latina – Foto: Andrés Gómez.

Por: Andrés Gómez – noviembre 12 de 2015

Dos colombianos visitaron Suecia y hablaron con parlamentarios y directivos de dos empresas estatales suecas: una compra carbón y la otra invierte en empresas que extraen carbón en La Guajira.

La visita fue de gran importancia, puesto que las reuniones que sostuvieron pueden llegar a incidir en la vida de los habitantes de La Guajira, personas que viven en medio de un desastre humanitario que ha costado la vida de miles de niños wayuú que mueren de hambre y sed, mientras se les desarraiga de su territorio ancestral, situación que comparten con miles de afrocolombianos, mestizos y descendientes de árabes que también sufren enfermedades respiratorias, cutáneas y de profunda tristeza.


Hablando con Suecia

Samuel Arregocés y Danilo Urrea se reunieron con diversos parlamentarios y responsables de negocios sustentables de empresas suecas. Los recibieron por el proceso de acercamiento que ha propiciado la ONG Forum Syd con el fondo de pensiones sueco AP-fonderna y recientemente con la empresa de energía eléctrica Vattenfall. Samuel es miembro de la comunidad de Tabaco y representa al concejo Consejo Comunitario de Negros Ancestrales de Tabaco y al movimiento social que firmó acuerdos en 2008 con El Cerrejón, hoy incumplidos por el consorcio minero. Danilo representa a Censat Agua Viva, organización colombiana que ha investigado y apoyado procesos organizativos en tornos a la solución de los conflictos sociales y ambientales generados por la extracción del carbón en La Guajira desde hace 15 años.

La importancia de reunirse con los políticos y los encargados de los departamentos de responsabilidad empresarial radica, por una parte, en que los fondos de pensiones suecos invierten 30 billones de coronas (3,2 billones de euros) en las empresas que son dueñas de El Cerrejón: Anglo American, BHP Billington y Glencore, siendo esta última, además, una compañía que también explota carbón térmico en el Cesar junto con la Drummond, empresa que vertió carbón en el Caribe colombiano, en su puerto en Santa Marta, y, adicionalmente, está relacionada con grupos paramilitares y despojo de tierras, como lo evidencia el reporte de la organización PAX, publicado en 2014.

“Es necesario que tengan una percepción diferente […] sobre el proceso de extracción de La Guajira, porque la ‘verdad’ se representa en estudios e informes de las compañías y hay evidencias que contradicen esa verdad científica de las empresas”, aseguró Danilo Urrea en el tren de Estocolmo a Uppsala sobre lo que se dijo en la reunión con Vattenfall. “Se le denunció a la empresa sueca que compra carbón colombiano, lo que hizo El Cerrejón a mi comunidad y las responsabilidades al ser compradores del carbón de La Guajira”, comentó Samuel en el mismo trayecto.

A John Howchin, secretario general del Consejo de Ética del fondo de pensiones sueco AP-fonderna, los colombianos le dejaron claros los problemas derivados de la “financialización de la naturaleza” que ocurre, en palabras de Danilo, “cuando los capitales de los fondos de pensiones que se invierten en empresas que especulan sobre el territorio y ni siquiera tienen que hacer procesos de extracción sino simplemente tener control para generar dinero en la bolsa de Londres o en Toronto (Canadá)”. Suecia puede no quemar carbón térmico y usar fuentes menos contaminantes para producir la energía que necesita, pero eso no la exime de responsabilidades frente a lo que pasa en La Guajira, en Santa Marta y el Cesar.

Los grandes capitales de Suecia crecen cuando los fondos de pensiones ganan en las bolsas en las que las empresas en las que invierten se cotizan y las mineras del carbón ganan por medio del control territorial y las violaciones a los derechos humanos en Colombia. También crecen cuando las carboneras reducen su inversión y aumentan sus ganancias especulando o explotando a sus trabajadores. Precisamente por eso, Samuel reclama que “deben estudiar más su responsabilidad en las inversiones en cuanto a las empresas en las que invierten recursos, en este caso Glencore, BHP Billington y Anglo American. Pedimos responsabilidad y compromiso y que visitaran el territorio”.

De alguna manera, las denuncias internacionales y nacionales han calado y abierto espacios para discutir estos temas. De otra forma, no se podría acceder a los políticos y representantes estatales responsables de revisar la ética de las inversiones bajo la visión empresarial. Sobre este tipo de procesos de acercamiento, Karin Gregow, una de las asesoras políticas de Forum Syd, resalta que es “importante seguir informando a los accionistas sobre las condiciones en las que se extrae el carbón y en particular sobre los planes de expansión de la mina”, puesto que El Cerrejón busca crecer y desviar afluentes del río Ranchería para hacer dos represas, una de ellas la de Palomino.

Hoy, el consumo de agua de El Cerrejón es un insulto a la gente que muere de sed en La Guajira y que ve contaminados el aire y sus ríos, que además están militarizados. “En La Guajira hoy se destinan más de treinta millones de litros al día a la explotación minera, mientras un guajiro sólo toma un litro”, afirmó Danilo, quien sostiene que de hacerse realidad el proyecto –que se está cotizando en la bolsa–, el río se secaría, lo que no resulta desafortunado para El Cerrejón, puesto que “si secan el río ya no necesitan proyecto para desviarlo”, como afirmó ante organizaciones sociales suecas. Agregó que la desviación del cauce sería un asesinato premeditado de todos los seres vivos que no puedan desplazarse y adaptarse en otro lugar, entre ellos las personas y sus comunidades.


¿Hasta dónde llega Suecia?

De hacerse realidad este proyecto, sin duda se destruiría La Guajira por completo y causaría un desastre humano aún mayor. En el futuro, Karin espera que Suecia juegue un papel más fuerte en términos de la relación entre el Estado y las empresas estatales suecas, y por eso recalca la importancia de hablar con parlamentarios.

El gobierno propone hace más estrictos los requerimientos sobre los fondos de pensión y así asegurarse de la inversión responsable […] es necesario asegurar que haya requerimientos más estrictos y análisis ante este tipo de inversiones en el futuro y también que se realicen evaluaciones de las inversiones para así tener diálogos con la compañía que está operando la mina y, si continúa con dichas prácticas, entonces, los fondos de pensiones deberían ser retirados.

La asesora política recomienda, sin embargo, que ambos Estados puedan llegar a hacer jurídicamente vinculantes las recomendaciones de la ONU respecto a la responsabilidad social empresarial y la carta de derechos humanos.


Desde los movimientos sociales

Colombia no está sola enfrentando el mercado neoliberal. El espacio con parlamentarios y representantes de los fondos de pensiones lo compartieron con Nélida Ayay Chilón, lider campesina peruana que ha enfrentado junto con su comunidad al proyecto Conga de extracción de oro a cielo abierto que quiere realizar la empresa Yanacocha. También estaba Nuria Frigola Torrent, productora de la pélicula “Hija de la laguna”, en la que participa Nélida junto a la comunidad que resiste al proyecto. Ambas estaban en Suecia porque en el hermano país del Perú también viven los campesinos e indígenas las condiciones impuestas por gobiernos serviles al extractivismo del que se benefician las multinacionales y los Estados corruptos, no sus habitantes. Lugares en los que, sin embargo, hay mujeres y hombres que enfrentan la explotación indiscriminada de la tierra y sus seres vivos, y la explotación de las personas y de sus vidas. Nélida contó en todos los espacios la forma en la que Newmont, como accionista mayoritaria de Yanacocha, ha destruido los Andes peruanos y alerta sobre su expansión con el  proyecto Conga, el cual ya ha vaciado una laguna en el páramo y pretende seguir haciéndolo con otras para usarlas como vertederos de desechos tóxicos.

Tanto Nélida como Danilo y Samuel afirmaron ante organizaciones sociales suecas que, más allá de los cambios que se puedan dar en el proceso de hacer leyes que comprometan legalmente a las empresas, las luchas de los pueblos y la denuncia sistemática de los impactos que generan las empresas y de las acciones del Estado son muy importantes. Explicaron, desde sus cosmovisiones indígenas y afrodescendiente, que el agua es vital para sus pueblos y la forma en que las mineras los afectan: mientras los indígenas peruanos están conectados con las lagunas del páramo, los afrodescendientes en La Guajira se encuentran enlazados con el río; Nélida con los duendes y Samuel con los sueños.


Encarando el extractivismo

Nélida afirma que, ante las afectaciones ambientales, intentaron que Newmont visitara la zona: “tres veces los invitamos para que fueran a ver y nos dijeran por qué la desaparición del agua. Nunca fueron, nunca dialogaron, mandaron a Forza, ahora Securitas, y a la policía nacional del Estado, y a la una de la tarde disparos, bombas, denunciaron a 32, ahora pagan una multa de 6.000 soles [1.675 euros, aproximadamente], pena preventiva (sic.) de libertad de 4 años”.

En el proceso de resistencia a la voracidad de la mina a cielo abierto en Conga también han muerto cinco personas. Nélida apeló a la ética de políticos y responsables de departamentos empresariales estatales y les dijo a los suecos en varios escenarios que “cuando llegué, vi lagunas muy bonitas bien cuidadas. Les pregunto: ¿ustedes dejarían hacer acá lo que hacen allá y destruir las lagunas y afectar a la gente?”.

Seguir el camino

Después del 21 de octubre cada quien siguió su ruta por Europa, con la sazón del frío del otoño y las viejas ciudades de Europa, viviendo en hoteles y con las agendas apretadas mientras aprenden, extrañan y sueñan otro mundo. Para los colombianos es un viaje más que los separa de quienes extrañan. Ante los trajines, que también disfrutan, apelan a la posibilidad de decir lo que piensan a quienes toman decisiones con la convicción de que puede valer la pena el esfuerzo ante las amenazas que sufren tanto ambientalistas como líderes sociales en Perú y Colombia.

El viaje que empezó en Suecia siguió por el Reino Unido y Alemania, países que participan de la cadena del uso del carbón, mineral que es extraído en minas a cielo abierto para luego ser transportado en trenes hasta Santa Marta y allí ser embarcado en buques que llegan a Europa donde el carbón se quema para producir energía. En últimas, el carbón térmico de la Guajira y Cesar provee a Europa de buena parte de su energía y Suecia no es la única responsable de lo que pasa en la Guajira y Cesar, tampoco el único país que se enriquece con la destrucción de los Andes.

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