Por: Ivonne Cardozo – 16 de febrero de 2010
La contundente victoria del primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, en las pasadas elecciones de diciembre, confirma el respaldo del pueblo en la conformación del nuevo Estado plurinacional, que lucha por derrumbar la cultura capitalista y llevar a Bolivia, a convertirse en una nación socialista y comunitaria, que desarticule las políticas neoliberales y el pasado Estado colonial burocrático.
A pesar de haber recurrido fuerzas reaccionarias a un referendo revocatorio del mandato popular en el 2008, el presidente reelecto, Evo Morales, demostró con más del 60% de sus seguidores indígenas, campesinos y obreros, y en seis de los nueve departamentos del país como La paz, Potosí, Cochabamba, Oruro, Chuquisaca y Tarija, que el cambio es aceptado por la mayoría de la población y de los movimientos sociales, que apoyan sus propuestas guiadas hacia la consolidación de un socialismo estatal comunitario, que se enfoca en recuperar las tradiciones y que promueve nuevos espacios de participación política social y comunitaria por parte de indígenas.
Desde la nueva constitución política del país, el nuevo proceso de cambio social tiene como objetivo estructurar el desarrollo boliviano desde principios comunitarios y pluralistas, anunciando Morales que sus modelos no están basados en la expropiación sino en la distribución de tierras y en la propiedad social de los recursos naturales, y que sus políticas están enmarcadas en un modelo social comunitario que favorecerá las formas de producción indígenas y ancestrales.
Durante el nombramiento del presidente el 22 de enero, el director del Sistema Nacional de Administración de la Gestión Pública, Raúl Prada, señaló y aclaró: “seremos socialistas en tanto nos basamos en la lucha contra la explotación de la fuerza de trabajo. El socialismo busca recoger la igualación de las condiciones de posibilidad de los grupos, colectividades e individuos en la sociedad”, así mismo, el día del nombramiento, el vicepresidente, Álvaro García, dijo que uno de los desafíos será la construcción del socialismo en el marco de una economía mundial capitalista, e insistió en el papel que juegan las organizaciones sociales dentro del ordenamiento global, y resaltó que no se debe seguir un método que destruya la naturaleza ni la sociedad.
Aunque los partidos políticos de oposición como Unidad Nacional y Convergencia Nacional han criticado fuertemente las recientes propuestas de Evo, insistiendo en que se debe atender la crisis económica y la pobreza del país. El Movimientos al Socialismo, MAS, anunció que el modelo político social y comunitario, priorizará en su agenda de trabajo estos temas, así como los relacionados con el medio ambiente y la defensa de la tierra.
En medio de los recientes cambios, es notable la amplia participación de las mujeres: en el nuevo gabinete del ejecutivo se encuentran mujeres a cargo del ministerios de Justicia, Planificación del Desarrollo, Medio Ambiente y Agua, Desarrollo Productivo, Desarrollo Rural y Tierras, Trabajo, Salud y Deportes, Defensa Legal, Culturas y Transparencia. El papel femenino dentro del gobierno, abre espacios frente a una histórica discriminación dentro de la política burocrática, y genera cambios en lo nuevos lineamientos del país.
Sin embargo, el presidente de Bolivia enfrenta retos, uno de ellos será combatir la corrupción dentro de instituciones como la Aduana y las Fuerzas Armadas, además deberá enfocar aún más, las nuevas formas de organización internas dentro de cada institución hacia el socialismo mientras encauza nuevos accionares que no permitan que dentro de las iniciativas de autodeterminación, se de vía libre a proyectos que favorezcan economías extractivas.
La formación de los órganos e instituciones bolivianas que apoyen las reformas del reelegido gobierno, es otro de los objetivos importantes, ya que las presiones de la oposición tanto a nivel nacional como internacional, buscarán el punto débil del gobierno para reanudar sus prácticas excluyentes y opresoras. De esta manera, Evo Morales debe propiciar que diferentes etnias indígenas tengan participación en el gobierno y que puedan responder a movimientos de ultraderecha como la Media Luna Roja.
El liderazgo de Evo y la participación de organizaciones indígenas será fundamental en latinoamérica, para lograr los cambios y las transiciones necesarias para la reorganización que se desea no sólo para Bolivia sino en todo el continente y que puede guiar, desde la experiencia del país hermano, revoluciones en las que la participación indígena es fundamental.
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