Por: Adriana Lozano – octubre 13 de 2016
El pasado 12 de octubre salieron a las calles decenas de miles de rostros, los rostros de quienes vienen trabajando por la paz desde los territorios, desde diferentes generaciones y sectores de la sociedad colombiana y exigen que se implementen de inmediato los acuerdos firmados el pasado 25 de septiembre entre el Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP).
Esto, apenas a diez días de la derrota que, por un estrecho margen, tuvo la opción del ‘sí’ en un plebiscito convocado por el presidente Juan Manuel Santos para ratificar en las urnas el acuerdo final. Desde entonces, Colombia ha vivido una tensión política sin precedentes, dada la presión de la extrema derecha para echar por la borda lo pactado y abrirse camino hacia las elecciones presidenciales de 2018, y se han multiplicado las manifestaciones ciudadanas que exigen que se respete lo acordado después de más de cuatro años de negociaciones entre el Estado y las FARC para poner fin a una guerra de cincuenta y dos años, la más larga del hemisferio occidental, y que, asimismo, se inicien los diálogos públicos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla del país.
Estos son los rostros de quienes desde la diversidad reclaman su derecho a vivir en paz, estos son los rostros de las más de 70.000 personas marcharon por el centro de Bogotá hacia la emblemática Plaza de Bolívar para conmemorar el día de la resistencia de los pueblos originarios con la exigencia de que florezca la paz y reiterando la proclama del movimiento indígena: “cuenten con nosotros para la paz, nunca para la guerra”.
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* Esta nota hace parte de un trabajo conjunto entre El Turbión y Desinformémonos (México).
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