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8 de mayo de 2010

En los últimos días, el reconocido ‘Zar de las esmeraldas’ ha ocupado titulares de importantes medios de comunicación debido a un atentado en su contra el pasado 29 de marzo, en el kilómetro 42 de la vía entre Villavicencio y Puerto López (ambas ciudades del Meta), que costó la vida de uno de sus escoltas. Las autoridades aseguraron que se dispondrían investigar quiénes son los responsable de los atentados y han formulado varias hipótesis relacionadas con grupos armados al margen de la ley, aunque poco se ha dicho al respecto de quién es el gran empresario de la esmeraldas, de su participación en las guerras de esmeralderos de los años 70 y 80, y en la formación y comando de paramilitares en los Llanos Orientales colombianos.

El verde brillo de la codicia

Gilberto Molina y Víctor Carranza fueron socios y trabajaron juntos en la explotación de las esmeraldas en la empresa Tecminas. Tiempo después, Molina fue asesinado por órdenes de Gonzalo Rodríguez Gacha y, desde ese momento, Carranza creó un grupo armado llamado ‘Los Carranceros’ para su protección y mantener el control de algunos puntos estratégicos del país en el negocio de las esmeraldas. Este grupo de ‘auto protección’ terminó siendo uno de los grupos paramilitares más temidos por las comunidades campesinas de la región.

Después de la muerte de Rodríguez Gacha alias ‘El Mexicano’, Carranza lo remplazó en el control del llano. Según militares del batallón Bárbula, que participaron en el montaje de la estructura paramilitar piloto de Puerto Boyacá (Boyacá), el ‘Zar de las esmeraldas’ logró el control del llano desde Puerto López hasta Puerto Gaitán (Meta), lugar donde ubicó su puesto de comando. Su mano derecha en las acciones paramilitares fue Luis Antonio Meneses alias ‘Ariel Otero’, ex oficial del Ejército Nacional, de quien asegura el ex jefe de las autodefensas de Puerto Boyacá, Arnubio Triana alias ‘Botalón’, que desarrolló las estructuras paramilitares del Magdalena Medio.

El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), en 1989, halló fosas clandestinas con varios cadáveres y un centro de entrenamiento de paramilitares en varias haciendas de Víctor Carranza en Puerto López. El grupo paramilitar ‘Los Carranceros’ después pasó a llamarse ‘Serpiente Negra’ y, con la ayuda de miembros del Batallón 21 Vargas y la VII Brigada del Ejército Nacional, desató una gran ola de violencia en el Alto Ariari.

En 1995 Víctor Carranza estuvo relacionado con el destierro del Comité Cívico por los Derechos Humanos del Meta: todos sus miembros fueron amenazados de muerte. Además, afirman los paramilitares William Góngora Sierra y Camilo Zamora Guzmán que varios integrantes de la Unión Patriótica fueron amenazados, desaparecidos y asesinados por órdenes de Víctor Carranza, como en el caso de Pedro Malagón, militante del Partido Comunista y miembro de la Unión Patriótica asesinado el 20 de junio de 1996 por paramilitares y hombres del Ejército, según datos recopilados por el Proyecto Colombia Nunca Más. Por si fuera poco, el escolta personal de Pedro Malagón afirma que Gilberto Salazar Perdomo, para esa época teniente del B-2, le ofreció diez millones de pesos para permitir el asesinato.

En 2004, Víctor Carranza compró una finca conocida como ‘Cincinnati, la cual tiene cerca de mil hectáreas y está ubicada en el municipio El Castillo (Meta). Con la llegada de este vecino a la región, las operaciones paramilitares se extendieron rápidamente por todo el Alto Ariari y, al parecer, con el apoyo de la VII Brigada del Ejército Nacional. En El Castillo. el 6 de febrero de 2004, paramilitares asesinaron a la líder campesina María Lucero Henao, junto con su pequeño hijo Yamis Daniel, y el 30 de enero de 2006, mataron al campesino José Alcibíades Piedrahita, de 60 años, quien se opuso a pagar 15.000 pesos por cada cabeza de ganado.

Entre 2003 y 2006 las comunidades campesinas del Alto Ariari reportaron varios casos de violaciones a los derechos humanos: los campesinos fueron torturados, sufrieron de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, amenaza de muerte y más de mil familias fueron desplazadas. Además, asegura la comunidad que Carranza ha estado presente en esta región desde hace varios años. En el pasado, el 3 de julio de 1988, un grupo de 18 pobladores de El Castillo salieron en un vehículo de servicio público y a los pocos minutos, en el sitio conocido como Caño Sibao (Meta), un grupo de paramilitares atacaron el vehículo y le lanzaron granadas, asesinando a 17 campesinos entre hombres, mujeres y niños. Sólo sobrevivió una niña de 8 años. Los paramilitares William Góngora y Camilo Zamora confesaron su participación en la masacre de Caño Sibao.

 ¿Quién atentó contra Carranza?

Los autores del atentado pueden ser varios. Algunos aseguran que el ataque pudo ser ordenado por el narcotraficante y paramilitar Pedro Olivero Guerrero alias ‘Cuchillo’, quien busca hacerse con el control de las rutas de exportación de cocaína de los llanos y el sur del país, incluyendo los corredores estratégicos de Puerto López y Puerto Gaitán, que Carranza, según indican diversas investigaciones, maneja a su antojo desde hace mucho tiempo.

Según declaraciones del capturado capo Daniel Rendón Herrera alias ‘Don Mario’, en esta zona del país se ha desatando una guerra entre Carranza y ‘Cuchillo’ por el control del territorio. Además, ‘Cuchillo’ querría cobrarle a Carranza la muerte de Miguel Arroyave alias ‘Arcángel’, pues, según asegura ‘Don Mario’, el responsable de la guerra que en el pasado sostuvieron Héctor Buitrago alias ‘Martin Llanos’ y Miguel Arroyave fue el esmeraldero Víctor Carranza.

Las autoridades señalan que otro sospechoso por el intento de asesinato es Pedro Nel Rincón Castillo alias ‘Orejas’, quien salió de la cárcel Picota de Bogotá por vencimiento de términos en el proceso que se le adelantaba por concierto para delinquir y homicidio. ‘Orejas’ está involucrado en el negocio verde y mantiene diferencias con Carranza por el manejo de la explotación de las minas de esmeraldas: Rincón controla los sectores de Pauna y Maripi, mientras Carranza domina en Muzo y Coscuez.

Lo paradójico es que Carranza, con semejantes antecedentes sea presentado en los medios de comunicación como un ciudadano corriente víctima de un atentado espectacular. El ‘Zar de las esmeraldas’ está acusado de conformación de grupos paramilitares, desplazamiento y asesinato, y en 1998 fue detenido por la Fiscalía por presuntos vínculos con grupos paramilitares. Tres años después salió libre y fue absuelto de la acusación.

 Lo más desconcertante es que el poder de Carranza siga siendo incuestionable en una amplia zona del país y que su influencia en el andamiaje estatal sea de tal magnitud que, obviando las múltiples acusaciones en su contra, la Policía y la Fiscalía dispongan todo un bloque de investigadores a buscar a los responsables del atentado en su contra sin verificar cuáles son las actividades que el principal exportador de esmeraldas realiza en los Llanos Orientales y el sur de Colombia.

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