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Por: Victoria Argoty – 14 de septiembre de 2010

Durante los pasados 29, 30 y 31 de agosto de 2010, Barrancabermeja se convirtió en punto de encuentro para representantes y líderes campesinos de todo el país. Ellos acudieron con sus saberes y usanzas a compartir la experiencia de cultivar con carácter la semilla de la lucha campesina por la defensa del medio ambiente y el territorio: las zonas de reserva campesina.

La Asociación Campesina del Valle del Rio Cimitarra (ACVC) organizó, junto con la Corporación Jurídica Humanidad Vigente, este primer encuentro, para integrar a las comunidades que luchan por su derecho a existir como pequeñas productoras agrarias y habitantes del campo. Los campesinos llegaron como familia y con sus familias para integrarse en voz alta al movimiento que, a pesar de ser objeto de persecución, intimidación y señalamiento, se mantiene activo y vigente en el centro de la problemática social y política colombiana.

En un solo recinto se reunieron hijos, abuelos, esposas, académicos, funcionarios, estudiantes y delegados; se compartieron experiencias y se cuestionaron las acciones legislativas del gobierno que, a la cabeza de Álvaro Uribe Vélez, suspendió ilegalmente la figura de las zonas de reserva campesina desde 2003. Al respecto, dirigentes de las asociaciones campesinas, como César Jerez y Miguel Cifuentes, denunciaron los constantes ataques por parte de la fuerza pública hacia sus organizaciones e intercambiaron ideas, críticas y experiencias con representantes del gobierno y de algunas ONG, defensores de Derechos Humanos y académicos, como Alejandro Reyes, del Ministerio de Agricultura; Dirseu Pellegrino, del Movimiento Sin Tierra; Francisco de Roux y Alfredo Molano, reconocidos y comprometidos investigadores, entre otros.

La sencillez del lenguaje usado en las ponencias es sólo un resultado más de la mediación educativa, política y social que han llevado a cabo la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra y la Agencia Prensa Rural. Tanto de los asistentes como de los ponentes, se escucharon argumentos rigurosamente articulados e informados. Los líderes campesinos son, contrario al mito que habla de un campesinado ignorante, verdaderos conocedores de la problemática social y política que subyace a la lucha por la tierra. No es para menos; más de medio siglo en resistencia los ha entrenado en más saberes que los que son visibles desde el cerrado horizonte de la academia urbana.

En este encuentro, las organizaciones campesinas participantes buscaron articular los espacios desde los cuales se da su resistencia: la familia, la organización comunitaria y los escenarios académicos e institucionales siguen presentándose como lugares en los que su lucha persiste, a pesar del amedrentamiento estatal y el avance de los monopolios. El diálogo entre sectores sociales, con argumentos cada vez más sólidos, rindió valiosos frutos para valorar la problemática sobre el uso y propiedad de la tierra.

Luego de las presentaciones de los ponentes y las preguntas de la audiencia, que cuestionaron duramente las ofertas del gobierno, se conformaron mesas de trabajo con todos los participantes que trataron temas esenciales como el acceso y distribución efectiva de tierras, la organización campesina, los derechos humanos, la economía campesina y la soberanía alimentaria de la nación, entre otros.

El trabajo conjunto por la reactivación de la vigencia de las zonas de reserva campesina fue organizado en mesas de trabajo acordes con las experiencias y necesidades de los representantes. Las comunidades que ya lograron constituirse y ser reconocidas como tales antes de 2003 sirvieron de ejemplo para otras que cuentan con una trayectoria no reconocida o que están en el proceso de organizarse alrededor de este recurso legal en pugna. Las actividades de estas mesas dieron como resultado nuevas estrategias organizativas y legales para las comunidades y demostraron ser una metodología eficaz para abordar la lucha campesina y la defensa del territorio.

Juan Afanador, líder campesino - Foto: PlaxyLos espacios de socialización que se daban entre ponencias y mesas de trabajo fueron los momentos propicios para hablar con los líderes campesinos. Uno de ellos, don Juan Afanador, se declara un socorrano orgulloso de haber sido concejal de la provincia comunera y lleva en su voz y sus gestos la fuerza de una vida en lucha, en comunión con la vida agraria pero también en sintonía con los aspectos legales y teóricos de la problemática rural. Con toda la autoridad de sus años, el carisma de su presencia y la autoridad de sus ideas, cuenta su apreciación de las experiencias revolucionarias de la historia de Colombia y, evocando las palabras del revolucionario José Antonio Galán, llama “a los oprimidos a unirse contra los opresores, para que se pueda globalizar la resistencia ante el avance del capital”.

Esta experiencia deja en claro que son los campesinos quienes detentan la sabiduría en las lides de la tierra y la experiencia en las sinuosidades de las leyes, diseñadas casi siempre para perpetuar las dinámicas de despojo y desarraigo. Su articulación con otros sectores sociales redunda en la construcción de un porvenir con perspectivas de justicia social, sostenibilidad y soberanía alimentaria para todos.

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