Por: Johanna Cassaleth – noviembre 25 de 2011
Estudiantes de todo el país se unieron a la gran marcha continental por educación gratuita y de alta calidad como derecho para los jóvenes de toda Latinoamérica. A la convocatoria, realizada de manera conjunta por los movimientos estudiantiles de Chile y Colombia, se unieron jóvenes de Perú, Ecuador, Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Honduras, Costa Rica, El Salvador y México, además de manifestaciones de solidaridad desde España, Francia y Alemania.
En Bogotá se movilizaron más de 10.000 estudiantes de universidades públicas y privadas, en 14 marchas diferentes que partieron desde diversos puntos de la ciudad para culminar en la Plaza de Bolívar, donde se escucharon, además de los pronunciamientos de los voceros de los estudiantes, las interpretaciones musicales de grupos musicales de distintos géneros, que se extendieron hasta bien entrada la noche del jueves.
De acuerdo con Andrés Rincón, vocero de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) e integrante de la FUN, “lo próximo es la reunión de la MANE del 3 y 4 de diciembre, donde lo fundamental es acordar los pasos a seguir”, luego del hundimiento del proyecto de reforma educativa presentado por el gobierno de Santos al Congreso en octubre, y que “la apuesta principal es el tema de la construcción de propuesta […] donde profesores, estudiantes, trabajadores y sectores sociales puedan vincularse”. Agregó que el movimiento estudiantil se mantendrá activo y con vida entre diciembre y enero, que “en varias universidades ya se han programado movilizaciones para el 7 de diciembre” y que en algunas como la Universidad Nacional ya se están programado “cátedras populares” para acercar a ciudadanos no vinculados a la academia a las discusiones sobre el tipo de educación que requiere el país.
Aunque la marcha culminó en calma, hacia las 2 pm se presentó una agresión de parte de la Policía contra un grupo de estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y la Universidad Minuto de Dios que terminó con la detención de 11 personas, incluido un menor de edad, y con decenas de heridos, producto del lanzamiento de granadas de dispersión y gases lacrimógenos contra el cuerpo de los manifestantes –lo que no está permitido a los agentes–, además del uso de petardos de fabricación casera y artefactos que disparaban metralla –compuesta de clavos y tornillos, entre otros elementos– contra los jóvenes, según testigos.
Una de las personas que presenció las acciones del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) y la Fuerza Disponible fue el profesor Renán Vega Cantor, académico de la UPN, quien señaló que “hubo una reacción brutal de la Policía”, que persiguió a muchos estudiantes que se refugiaron en los almacenes de la zona y fueron sacados a la fuerza de allí o golpeados dentro de los locales.
De acuerdo con Sandra*, otra de los testigos, una joven fue arrinconada junto a un negocio de comidas, ubicado en la carrera Séptima con calle 27, por varios agentes que la acosaron sexualmente y, al encontrar resistencia, la golpearon hasta que cayó al suelo. Otros testigos aseguraron que los uniformados golpearon a varios estudiantes en la bodega de un local de la zona antes de llevárselos detenidos en una de las tanquetas en las que arremetieron contra los manifestantes.
Según Mariela Barragán, secretaria de Gobierno de Bogotá, la Policía dispuso un total de 2.500 efectivos para controlar cualquier alteración del orden público durante la marcha. No obstante, la funcionaria se limitó a mencionar que lo ocurrido se debió a las “acciones de algunos indisciplinados que siempre buscan interferir el buen curso, los propósitos y el desarrollo pacífico de las marchas”, pero no mencionó ninguno de los desmanes por parte de la Fuerza Pública.
De otra parte, aunque en Medellín, donde marcharon al menos 4.000 personas, y Popayán también se presentaron disturbios, la jornada transcurrió en calma y congregó en Bucaramanga a unos 4.000 estudiantes, en Pereira a 3.500 de estudiantes y en Cúcuta a 500.
Se calcula que a nivel nacional marcharon al menos 30.000 jóvenes, un número muy menor a los casi 300.000 que se movilizaron el pasado 10 de noviembre en contra de la reforma a la Ley 30 de 1992. Esta disminución, de acuerdo con los voceros de la MANE, podría deberse a que la mayoría de estudiantes vinculados al movimiento han tenido que concentrarse en las actividades académicas pendientes por el cese de actividades y a que en muchas universidades sus actividades se han volcado a otros mecanismos de presión política, complementarios a las marchas.
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