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Por: Luz Edith Cometa L. – junio 14 de 2008

En el marco de la primera movilización pedagógica y cultural del macizo colombiano, que se realizó del 4 al 7 de junio, más de 100 personas se vistieron de colores, alegría y creatividad y marcharon en chivas desde sus 13 lugares de origen en el sur del Cauca y norte de Nariño, hacia Popayán, Ibagué y Bogotá, donde llegaron luego de 3 días de viaje para socializar a nivel nacional y contarles a ciudadanos, organizaciones y gobierno, de qué se trata su propuesta innovadora.

Según Víctor Collazos, director del Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA), surgido en la década de los 90 y responsable de la movilización más significativa que haya tenido el Cauca al lado de indígenas, afros y campesinos en 1999, “ésta es una propuesta educativa y pedagógica que consiste en realizar intercambios, diálogos entre indígenas, afros, campesinos, jóvenes, adultos, hombres y de mujeres, tratando de buscar nuevas formas, nuevos aprendizajes, de cómo solucionar los conflictos, de cómo defender los derechos humanos, de cómo respetar el territorio y generar nuevas alternativas de solución […] es abordar las
problemáticas no de una sola lectura sino desde varias voces, con el fin de acordar cosas importantes entre las comunidades, dando paso a la interculturalidad”.

Son cuatro los componentes que tiene esta iniciativa, según lo confirmó Jairo Barrera, quien hace parte del proceso: lo organizativo, que se ocupa de construir planes de vida local y fortalecer las dinámicas comunitarias; lo agroambiental, que está relacionado con la seguridad alimentaria, la soberanía, el intercambio de conocimientos sobre la agropecuario, la realización de mingas e intercambio; lo pedagógico investigativo, que desarrolla un proceso de investigación sobre experiencias pedagógicas para valorarlas y socializarlas en un documento escrito; y lo artístico cultural, que tiene que ver con cultura, danza, música y chirimía como herramientas para reflexionar sobre la realidad y transformarla. Éstas son las áreas donde se mueven las comunidades, principalmente educativas, que están inmersas en el proceso.

Magnolia Valencia, docente del colegio Juan XXIII de Mercaderes, aseguró que “las nuevas experiencias que se asumen en el marco del proyecto de escuela intercultural ofrecen nuevas expectativas a los muchachos, ya que tratamos de hacer las clases más divertidas y que las disfruten”, y reconoce que al principio hubo resistencia, por parte de ellos como docentes, a presentar una forma distinta de enseñar, aunque señala que ahora “estamos acoplados y nos gusta”. Brayan Moreno, uno de sus estudiantes, afirma al referirse a la nueva pedagogía que “podemos aprender mejor porque cuando a uno le gusta algo lo hace mejor y lo hace con ganas, y si lo hace con ganas lo hace bien”. Marcela Muñoz, del municipio de Bolívar, afirma al respecto que “la mayoría de la gente tiende a pensar que la educación siempre tiene que ser entre cuatro paredes, pero se puede aprender mucho más fuera de allí
y aprender de nuestros profesores, pero que ellos también aprendan de nosotros”.

En efecto, la profesora Ana Melia Caicedo Angulo, una artista por naturaleza, afirma que, a pesar de la resistencia inicial al cambio, poco a poco se ha ido integrando el trabajo entre docentes, padres de familia y semilleros de estudiantes, con el fin de lograr sacar adelante la iniciativa como una forma de integración de las culturas.

El pasado jueves 5 de junio, tras una marcha por la carrera Séptima de Bogotá con destino a la Plaza de Bolívar, en la que demostraron su alegría, colorido y folclor, los participantes de esta movilización educativa realizaron varias presentaciones artísticas y culturales que se extendieron hasta la noche. Al día siguiente, el 6 de junio, en el auditorio ‘Luis Guillermo Vélez’ del Congreso de la República, se presentó ante el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Educación, la Universidad Pedagógica Nacional, la Mesa Nacional de Cultura, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y representantes del Congreso, de manera oficial, la propuesta de estos educadores y estudiantes, recibieron la buena noticia del apoyo institucional por parte de los ministerios para que siga adelante y se implemente en las comunidades participantes.

Allí los acompañó, con su voz, doña Ana Amelia Caicedo Angulo, conocida por ser parte del grupo artístico Las Cantaoras del Patía, quien también es profesora en esa región y no duda en reconocer la importancia de esta ‘revolución pedagógica’ para rescatar las costumbres y saberes de sus ancestros y de los mayores.

El apoyo manifestado por representantes gubernamentales y parlamentarios en la visita de la comunidad educativa del Macizo a Bogotá se espera que se cristalice en la iniciación de un proceso que permita crear políticas públicas claras de interculturalidad, en
concordancia con la declaratoria constitucional de que Colombia es un país plurietnico y multicultural, ya que hasta el momento no hay políticas que permitan el desarrollo con garantías de tal condición, según indicó Victor Collazos.

Por otra parte, se espera la continuidad del apoyo de la Unión Europea, que, entre los 5 ejes que tiene en cuenta para su participación, soporta al relacionado con la educación y la comunicación intercultural, que es justamente lo que proponen las comunidades adscritas a Fundecima.

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