Miles de estudiantes se manifestaron en 22 ciudades del Estado español contra los recortes a la educación impuestos por el gobierno de Mariano Rajoy - Foto: Pierre Rocke Castell

Miles de estudiantes se manifestaron en 22 ciudades del Estado español contra los recortes a la educación impuestos por el gobierno de Mariano Rajoy - Foto: Pierre Rocke Castell

Por: Camila Giraldo – Redacción El Turbión Cataluña – marzo 4 de 2012

El pasado miércoles 29 de febrero tuvo lugar la manifestación convocada por la Plataforma Universitaria en Defensa de la Universidad Pública (Pudup) en solidaridad con los estudiantes valencianos, quienes se manifestaron pacíficamente el pasado 15 de febrero en contra de los recortes en educación, por los cortes de calefacción en pleno invierno y en defensa de la educación pública, y como denuncia a la dura represión policial. Según la Pudup y los sindicatos de estudiantes de las comunidades autónomas que salieron a marchar, la convocatoria fue todo un éxito, convirtiéndola en la manifestación con mayor participación hasta ahora. En todo el Estado español docentes, personal administrativo y estudiantes universitarios y de instituto salieron a las calles de 20 ciudades, siendo las más numerosa las de Madrid, con 15.000 asistentes; Valencia, con 60.000; y Barcelona; con más de 70.000 personas.

Las manifestaciones transcurrieron con total normalidad en todas las ciudades, a excepción de Barcelona. En esta ciudad la jornada comenzó temprano en la mañana, cuando miles de estudiantes empezaron a llegar a la Plaza Universitat, frente a la sede del centro de la Universidad de Barcelona, que alberga la rectoría y cuyas puertas permanecían cerradas a esa hora. A las 12:30 pm, hora en la que debía comenzar la manifestación, seguían llegando miles de estudiantes, entre quienes se destacaban los estudiantes de secundaria por su masiva asistencia.

Aproximadamente a las 12:45 pm, se dio inicio a la marcha por la Ronda de la Universidad hasta llegar a la avenida Paseo de Gracia. A la altura de la Bolsa de Barcelona, algunos manifestantes se detuvieron frente a sus instalaciones para gritar consignas y lanzando globos con pintura. Previendo esta situación, la policía autonómica de Cataluña (Mossos d’Esquadra) ya había desplegado un dispositivo para proteger el edificio y había vallado los accesos. Al menos cuatro tanquetas antidisturbios ubicadas en la fachada principal y más de cinco al costado derecho del edificio, no obstante, impidieron que algunos manifestantes siguieran allí concentrados y lanzaran globos de pintura contra los vehículos de la policía y la fachada.

El grueso de la manifestación siguió su camino por la calle Aragó, donde fue aplaudida desde las ventanas por los empleados de la Secretaría de Vivienda y Mejora Urbana del gobierno catalán, mientras los estudiantes los animaban a unirse a la marcha con cánticos de “no nos mires, ¡únete!”. Durante un kilómetro más, la manifestación continuó sin incidentes, bajando por las calles de Balmes, Diputación y Muntaner hasta la Gran Vía, siguiendo las instrucciones de los policías que desviaban el tráfico, para regresar, poco después de las 2:30 pm, a la entrada de la Universidad de Barcelona, cuya entrada principal ya se encontraba completamente abierta.

En ese lugar, los organizadores desconvocaron oficialmente la manifestación a través de megafonía. Si bien muchos estudiantes se dispersaron, varios cientos permanecieron en la inmediaciones, mientras un pequeño grupo entraba pacíficamente hasta las puertas ya abiertas del edificio de la rectoría de la institución. Poco antes de las tres de la tarde empezó el revuelo entre los estudiantes, con la llegada de las tanquetas de la policía autonómica.

Las tensiones aumentaron cuando, aproximadamente a las 3 pm, un grupo de personas ajenas al movimiento estudiantil, según declararon posteriormente algunos estudiantes, prendió fuego a varios contenedores de basura en las inmediaciones de la universidad. Las cargas policiales y las detenciones no se hicieron esperar. En ese momento, los estudiantes empezaron a correr mientras los vehículos policiales pasaban a toda velocidad, dando vueltas por las calles aledañas a la universidad con el fin de disolver y amedrentar a los manifestantes que aún permanecían en las principales avenidas del centro de la ciudad.

A las 4 pm, los estudiantes que se encontraban dentro de la universidad decidieron convocar una asamblea, invitando a participar a quienes aún estaban en la zona e intentando disuadir a un pequeño grupo que aun permanecía en medio de la vía frente al claustro, con el fin de restablecer el tránsito vehicular. La gran mayoría de manifestantes se dispersaron, mientras unos doscientos daban inicio a la asamblea.

En ese momento, otro grupo de manifestantes, compuesto por al menos trescientas personas, partió hacia la Plaza España por la avenida Gran Vía, lugar en el que se celebraba el Congreso Mundial del Móvil. Al llegar a ese lugar, vigilado por el helicóptero de la Policía y donde posteriormente se desplegaron unidades antidisturbios, algunos manifestantes más fueron detenidos.

En total fueron 12 los detenidos, de los cuales 11 fueron puestos en libertad el jueves.

Repartición de ‘culpas’

A pesar de la gran participación del sector educativo, que sumó cerca de 200.000 personas en 20 ciudades, los protagonistas del malestar causado por los nuevos recortes y la consecuente precarización del sistema educativo han sido hasta ahora los contenedores y las 33 tanquetas que, según la policía, resultaron afectadas después de las cargas. Como era de esperarse, la mayoría de medios ha hecho poco énfasis en los datos del resto de ciudades convocadas a las marchas estudiantiles, que también coincidieron con la Jornada de Acción Europea convocada, en 34 países, por la Confederación Europea de Sindicatos en contra de las políticas de austeridad impuestas por Alemania y Francia para sacar de la crisis a la región.

Desde el inicio de las manifestaciones estudiantiles en Valencia, a mediados de febrero, la cobertura mediática se ha centrado sobre todo en los hechos violentos y en las declaraciones de los voceros de los principales partidos políticos frente a estos hechos. Antes de las manifestaciones del 29 de febrero, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) aprovechó la coyuntura para expresar su apoyo a la movilización de los estudiantes y a la de los sindicatos en contra de la recientemente aprobada reforma laboral del gobierno del Partido Popular (PP). Esta estrategia parece no haber dado buenos resultados, ya que el PP ha utilizado los disturbios del miércoles en Barcelona para culpar al PSOE de incitar al uso de la violencia. De esta manera, las discusiones y réplicas de uno y otro lado han acaparado las portadas de los principales medios.

Mientras tanto, el presidente de gobierno Mariano Rajoy, reunido en Bruselas con la Comisión Europea para rendir cuentas sobre los recortes, parece pasar por encima de las demandas de sus gobernados. A pesar de las creciente movilizaciones, ha declarado ante los medios que “a los que no están de acuerdo, que ya sé que son muchos y que están en las calles estos días, les diría que hay que ser prudentes, que éste es un momento difícil, que con eso no se consigue nada y que el gobierno tiene que hacer las reformas, defender el interés general y trabajar para crear empleo”.

Rajoy también ha mostrado su preocupación por la imagen que las manifestaciones ciudadanas y los altercados con la Policía puedan tener en el ámbito internacional, especialmente motivado por la celebración del Congreso Mundial del Móvil y el volumen de negocios que allí se manejan, llegando incluso a afirmar que éstas provocan la pérdida de empleos. Una postura acorde con su estrategia de señalar como culpables de la crisis a sus contradictores y de encubrir su incapacidad para llevar a cabo reformas laborales y económicas justas y creadoras de empleo, en medio del anuncio de previsión de pérdida de 630.000 puestos de trabajo y de cifras de crecimiento negativo en 2012.

Lo que viene

Tras los anuncios del rector de la Universidad de Barcelona de permitir el desalojo por intervención policíal si no se llegaba a un acuerdo, los 150 estudiantes que estuvieron dentro del claustro tres días en acampada dieron por terminada la ocupación de la rectoría el sábado. Sin embargo, los incidentes y la ocupación de la institución han puesto sobre Barcelona todas las miradas y esto no sólo en el sector educativo, pues Cataluña, al igual que gran parte del Estado español, soporta los resultados de las políticas de austeridad con la que se pretende resolver la crisis: todas las comunidades autónomas y prácticamente la totalidad de municipios han optado por los recortes.

En el sector educación esto se ha visto reflejado en un creciente número de alumnos por aula, la reducción del personal docente y el consecuente aumento de horas clase por profesor. Así mismo, han aumentado los costos educativos de matrícula, se han reducido los salarios de los docentes, se ha amenazado con el cierre de ciertos programas de máster y se ha anunciado la reducción de becas. Según datos del Pudup, sólo en Cataluña los recortes a la universidades públicas alcanzaron, en 2011, los casi 200 millones de euros con respecto a 2010.

En vista de esta situación y de la reducción de déficit del 8.5% al 5.8% a través de más recortes, anunciada por el gobierno de Mariano Rajoy, se prevén nuevas movilizaciones estudiantiles e, incluso, la convocatoria a huelgas generales. Los estudiantes organizados en movimientos como Toma la Facultad, los sindicatos de estudiantes, la Asamblea Interinstitutos de Madrid y la Pudup, entre otros, están convocando a una jornada de protesta estatal el 29 de marzo, lo que podría coincidir con el cese de actividades pendiente de aprobación por parte de la Comisión Sindical de Comisiones Obreras (CC.OO.) y de la Unión General de Trabajadores (UGT). Mientras tanto, las reivindicaciones y los actos simbólicos continuarán durante todo el mes en algunas ciudades y universidades.

La recientemente capacidad de movilizar la educación secundaria y la posibilidad de articular estas manifestaciones con los sindicatos son un paso positivo en el camino de consolidación del movimiento estudiantil, que empieza a coordinarse de manera más amplia tanto en número de estudiantes como en extensión territorial, pero también constituye un avance en su afianzamiento como un actor de peso en medio de un contexto cada vez más precario y que les atañe directamente.

20 ciudades en España se manifiestan en defensa de la educación pública

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