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Por: Ovidio Cardona – marzo 21 de 2008

Es absolutamente evidente que los ánimos se están caldeando en Colombia y ya en muchos círculos se está hablando de una guerra con Venezuela. Hay quienes atizan y la gran mayoría se deja arrastrar por intereses foráneos que desde las sombras han venido fraguando toda clase de artimañas para derrocar al presidente Hugo Chávez y, además, robarle el petróleo.

Los gringos y los europeos saben que, con petróleo a 100 dólares, sus días están contados y que, de acuerdo a los analistas económicos, podría llegar a los 150 dólares por barril. Cuando invadieron a Irak, dijeron que iban por las armas de destrucción masiva, pero luego se supo que tanto Estados Unidos como Europa se unieron para irle a robar el petróleo a Saddam y llenaron a la opinión pública de mentiras, lo cual les queda muy fácil. En estos momentos, deben estar todos los servicios de inteligencia de Europa y Estados Unidos haciendo frente común para ir por el petróleo de Venezuela.

Los encontrones entre los gobiernos de derecha de Colombia y de izquierda de Venezuela se están volviendo muy frecuentes y pueden constituirse en un factor de guerra. El imperio debe estar feliz porque, por fin, va poder asestar un golpe militar al hermano país y ya se inventará la excusa adecuada para que todo aparente ser legal y justo. Pueden acudir a la bendición de la ONU, la cual conseguirían fácilmente como cuando obtuvieron la patente de corso y el Consejo de Seguridad preparó los embargos necesarios para debilitar la economía de Irak y diezmar a sus fuerzas armadas. En la CIA hay expertos en inventar excusas para invadir o asesinar líderes. Si la excusa necesita cierta fundamentación teórica, entonces, acuden a las universidades, que viven pendientes de contratos del ministerio de guerra.

Hay cálculos y cuentas alegres: dicen, por ejemplo, que nuestro ejército tiene una larga tradición de guerra y una excelente infantería; que los venezolanos son flojos y nunca han peleado, etc. Y mil sandeces más, y lo más grave es que se les oyen a militares que uno cree que saben de lo que están hablando. Se les olvida que nuestro país no dispone de una defensa antiaérea y que los venezolanos tienen aviones que pueden volar a gran altura o que pueden batir objetivos como Barrancabermeja o Cartagena sin entrar en nuestro espacio aéreo. No sabemos si tienen misileria de alcance medio, pero sí amigos que pueden haberle vendido. Hugo Chávez es coronel de ejército y conoce de sobra nuestras debilidades y no hay que recordárselas. No quiero imaginarme lo que pasaría en Colombia con una semana sin gasolina. Tampoco quiero pensar en dos frentes de guerra, uno interno y otro externo. No tenemos cómo evaluar el papel de Brasil que es aliado de Chávez.

El país no puede embarcarse en una aventura guerrerista de la cual no sabemos cómo va a salir librado. Yo soy civil y, por lo tanto, ajeno a todos los asuntos de estrategia militar, pero la simple prudencia enseña que no se puede dar una batalla sin la plena certeza que se vaya a ganar. Lo que sí me resulta claro es el enorme interés de robarle el petróleo a Venezuela y la excusa perfecta es una guerra contra el hermano país.

Una guerra no beneficiaría a Venezuela ni a Colombia, pero yo lo que veo es que le están haciendo un mandado a los Estados Unidos.

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