Abril 10 de 2013
A la gran marcha por la paz realizada el pasado 9 de abril asistieron, según la Alcaldía Mayor de Bogotá, alrededor de un millón de personas. Se trata de una ocasión histórica, no sólo por la enorme concurrencia de manifestantes sino por la confluencia de distintos sectores sociales y políticos que se unieron al clamor de terminar la guerra entre Estado y guerrillas en Colombia, en medio de las tensiones por los intereses que unos y otros tienen en torno a las negociaciones que actualmente se desarrollan en La Habana.
Dos marchas opuestas
A 65 años del asesinato del caudillo Jorge Eliécer Gaitán, la multitudinaria marcha se dio en el marco de la conmemoración del Día de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas, institudo en la Ley de 1448 de 2011, y contó con dos movilizaciones simultáneas y opuestas en sentido: una minoritaria y jalonada por el gobierno, que lanza la candidatura reeleccionista de Juan Manuel Santos; y otra, la mayoritaria, que congregó ampliamente a los movimientos sociales, las organizaciones populares, las víctimas de los crímenes de Estado y centenares de miles de colombianos que salieron a la calle para exigir paz con justicia social y que las actuales negociaciones sean sólo un paso más en la construcción de un nuevo modelo de país.
La marcha, inicialmente convocada en febrero de este año por la Marcha Patriótica y el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, se convirtió en una iniciativa a la que se fueron adhiriendo otros sectores, como el Congreso de los Pueblos, el Movimiento Nacional de Vícitmas de Crímenes de Estado, la Ruta Social Común para la Paz, la Coordinación de Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia y diversas organizaciones sindicales, campesinas, comunitarias, indígenas, etc., que sumaron sus esfuerzos a la convocatoria sin precedentes a esta masiva movilización.
Por su parte, el presidente Juan Manuel Santos, quien anunció en marzo su intención de participar en la convocatoria a la marcha en respaldo a las negociaciones de paz, se pronunció ante más de 8.000 militares y policías, congregados hacia las 9 am en el Monumento a los Héroes Caídos en Acción. Desde allí, hizo un llamado a los altos mandos de la Fuerza Pública para que apoyen sus gestiones de paz y no se presten para los intentos de desestabilización que contra su gobierno pretende generar un sector de ultraderecha encabezado por el expresidente Uribe. A partir de ese lugar, en lo que algunos analistas han calificado como su primer acto de campaña a la reeleeción, partió el madatario junto con un reducido grupo de militares en condición de discapacidad por la avenida El Dorado hasta el Centro de Memoria Histórica, donde plantó un árbol ‘de la reconciliación’ en compañía del alcalde Gustavo Petro.
Al llamado de Santos para apoyar los diálogos entre el gobierno y las FARC, y los posibles acercamientos con el ELN y el EPL, asistieron sectores de los partidos tradicionales, algunas congregaciones religiosas y funcionarios de entidades estatales de todo nivel, como la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema (Anspe), el Departamento para la Prosperidad Social (DPS) y la Fiscalía General de la Nación.
Actividades en todo el país
A pesar del escepticismo que suscitó entre la ciudadanía la marcha conjunta de sectores políticos opuestos, se registraron movilizaciones en más de diez ciudades y regiones de todo el país, destacándose las actividades en Medellín, Cali, Bucaramanga, Ibagué, Villavicencio, Cúcuta y Pasto. También se movilizaron comunidades en zonas que sufren particularmente por la guerra, como el sur de Tolima, Casanare y Putumayo, donde marcharon más de 4.000 personas.
En Bogotá, a pesar de la multitudinaria confluencia, el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, general Luís Eduardo Martinez, reportó que 200.000 personas marcharon en la capital y la mayoría de medios informativos manejaron al final de la jornada cifras similares. No obstante, las marchas convocadas en al menos ocho puntos distintos de la ciudad empezaron su recorrido alrededor de las 9 am y hacia el medio día se llenó con una interminable marea humana la Plaza de Bolívar, la carrera séptima y las calles aledañas hasta las 6 pm, cuando empezó el retorno de las incontables delegaciones regionales a sus lugares de origen.
“Oración por la paz”
En la Plaza de Bolívar de Bogotá, Piedad Cordoba leyó la “Segunda oración por la paz”, escrita por el poeta William Ospina para conmemorar el discurso que Jorge Eliécer Gaitán proclamara hace 65 años en ese mismo lugar, en la llamada Marcha del Silencio del 7 de febrero de 1948. Este acto se convirtió en un llamado a todos los sectores del país para alcanzar la paz con justicia social y apoyo popular.
En este mismo sentido, Iván Cepeda, representante a la Cámara y reconocido defensor de los derechos de las víctimas de los crímenes de Estado, señaló que “el cambio que implica un acuerdo de paz tiene que ser también un cambio democrático y justo, para que la gente tenga educación, salud, vivienda, trabajo y, por primera vez, deje de ser la guerra el centro de las preocupaciones de este país”. En esa misma línea, Gloria Cuartas, exalcaldesa de Apartadó, exsenadora e integrante de Colombianos y Colombianas por la Paz, desatacó que “es muy importante este 9 de abril porque tenemos que recordar el momento histórico, que es de un cansancio del pueblo a la guerra, a la tortura, al despojo y este 9 de abril, 65 años (sic.) después en las calles de Bogotá y en el país […] estamos diciendo, como dijo Gaitán, ‘a la carga’ por la paz”.
Por su parte, Juan Domingo Collante, presidente de la Asociación de Agricultores Víctimas del Conflicto Armado en Colombia (Asovica), llamó la atención sobre el despojo al que son sometidos los campesinos del país y la actuación de las trasnacionales que “llegan (…) y se llevan todas las riquezas de nuestro país, mientras el pueblo sigue aguantando hambre y a nosotros nos tienen padeciendo sin salud, [con] mala educación y no hay ni siquiera la ayuda humanitaria por parte del Estado para las víctimas”. Sus declaraciones fueron sólo una muestra de las diversas voces y reivindicaciones que participaron en la marcha por la paz y que de manera crítica enarbolaron sus discursos y consignas en las calles.
Continúan persecuciones y asesinatos
A pesar de la confluencia de distintos sectores en estas acciones por la paz, los asesinatos selectivos a líderes sociales y defensores de derechos humanos continúan. A las 6 am del 9 de abril, en horas previas al inicio de la jornada de movilización, fue asesinado Ever Antonio Cordero Oviedo, líder y presidente de la mesa de desplazados de Valencia (Córdoba), cuando se dirigía desde su casa, ubicada en una zona rural de ese municipio, al perímetro urbano para participar en la marcha. Éste es el segundo asesinato que se presenta en este mes en ese departamento hacia un líder de población desplazada. Según Óscar Zuluaga, líder de reclamantes de tierras en Córdoba, desde hace dos meses se han presentado 114 amenazas en contra de líderes de población desplazada.
Además, el pasado 26 de marzo fue hallado muerto el líder campesino José Alonso Lozano Flores, presidente de la Asociación de Trabajadores Campesinos de la Región del Río Guaviare (Asocatragua) e integrante de la Fundación por los Derechos Humanos del Oriente Colombiano (DHOC) y de la Marcha Patriótica, luego de haber sido desaparecido el 24 de marzo de este año.
Según líderes de procesos de restitución, durante los últimos meses se han incrementado amenazas en contra de líderes sociales y personas que reclaman por las tierras despojadas a los campesinos, situación que algunas organizaciones defensoras de derechos humanos han denunciado como preocupante y que podría agudizarse en algunas regiones, de cara a los resultados de las negociaciones de paz y el proceso electoral del año entrante.
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