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Septiembre 5 de 2008

El sábado 23 de agosto fue inaugurada, en una ceremonia a la que asistió incluso el presidente Uribe Vélez, la primera fase del intercambiador de Megabus en la Ciudadela Cuba, uno de los sectores más grandes y poblados de la ciudad de Pereira. La obra tuvo una inversión de $25.000 millones, provenientes de un crédito del Banco Mundial. La construcción de 13 mil metros cuadrados requirió la compra de predios ubicados dos cuadras a la redonda y generó la quiebra numerosos comercios alrededor del tradicional parque de Cuba, así como la migración de vendedores ambulantes y pequeños negocios, que tuvieron que cerrar o desplazarse a otra zonas por la incomodidad de las obras, que generaron el cierre de la vía principal por más de ocho meses y la alteración de la movilidad por ese sector.

En 2002, el Gobierno Nacional implementó los sistemas de transporte masivo en las principales ciudades del país, en poblaciones con más de 500.000 habitantes y en zonas metropolitanas en desarrollo con potenciales proyecciones de alto crecimiento demográfico. En la ciudad de Pereira, las obras iniciaron en 2007, aunque en el censo poblacional no ascendía a los 500.000 mil habitantes. Sin embargo, se argumentaba que la implementación de este nuevo sistema disminuiría la congestión vehicular, la contaminación, reduciría tiempos en los recorridos, garantizaría accesibilidad a todos los pereiranos y, sobre todo, les haría beneficiarios de un sistema de calidad y “a bajo costo”.

Dos años después, el balance es negativo y preocupante para el pereirano de a pie, o mejor de Megabus.

En Pereira, una ciudad intermedia en crecimiento que hace parte de un área metropolitana con los municipios de Dosquebradas y La Virginia, es natural que se dieran traumatismos urbanos, sobre todo en las horas pico, pero eso no lo ha solucionado el nuevo sistema de transporte masivo Megabus. Por el contrario, el cierre de vías generó congestión; el deterioro de la malla vial de las calles internas de los barrios, que no estaban construidas para soportar este trafico; la chatarrización de busetas, producto del cierre de rutas de empresas como Urbanos Pereira, San Fernando, Transperla del Otún, Urbanos Cañarte, Líneas Pereiranas, Superbuses y Servilujo, afectando especialmente a los pequeños propietarios, pues los empresarios del transporte hacen parte de las empresas Promasivo e Integra, encargadas de la operación del sistema integrado de transporte masivo para el área metropolitana centro occidente.

En julio, los pereiranos nos sorprendimos con la noticia de la crisis del Megabus. Los medios de comunicación regionales informaban que, a junio de 2008, sólo había movilizado 58 millones de personas de los 102 millones de pasajeros que debían transportar para que el sistema fuera sostenible. No fue suficiente la cancelación de 38 rutas de busetas, con la consecuente obligatoriedad a los habitantes de estos barrios de hacer uso del Megabus, así no estén ‘mega conformes’.

Ahora exigen a la Administración Municipal la cancelación de otras 11 rutas urbanas, reducir la sobre oferta con la chatarrización de parte de las 651 busetas del servicio urbano tradicional, suprimir 11 de las 42 rutas y modificar otras, para acabar con la competencia que actualmente existe para el Megabus; seguir adecuando la ciudad en infraestructura en beneficio del transporte masivo; implementar más días de pico y placa, que hasta hace un mes era sólo por las vías principales del centro y hoy es en toda de la ciudad; establecer convenios para transportar estudiantes y la inyección de dineros provenientes del Gobierno Nacional para solucionarle el déficit presupuestal a una empresa privada.

Recisa (Recaudos Integrados SA), la empresa encargada del recaudo y propietaria de la plataforma tecnológica, anunció un déficit por $6.600 millones, el consecuente despido de trabajadores como consecuencia de esas pérdidas y el inminente incremento en el costo del pasaje, lanzando al traste las promesas de mejorar el empleo en la ciudad.

Una mejor calidad de vida para los pereiranos, otro de los beneficios que prometía el Megabus, se contradice diariamente. Especialmente en las horas pico, cuando los buses articulados llevan sobrecupo y los usuarios van tan juntos uno del otro que es todo un reto ingresar o salir. Esto sin contar con las congestiones en los intercambiadores de Cuba y Dosquebradas, donde se observan cientos de personas luchando por acceder a las rutas alimentadoras o a los buses que los lleven hacia sus trabajos o sus casas.

Ni mejor calidad de vida, ni comodidad y no siempre rapidez, pues se ha vuelto común que los usuarios del Megabus estén demasiado tiempo dentro de una estación esperando una ruta o que tengan que hacer largas filas en los intercambiadores, esperando que los 2 o 3 buses alimentadores hagan los recorridos hacia los barrios y vuelvan por más pasajeros.

Todos estos hechos han suscitado el rechazo de muchos habitantes de los barrios de Pereira y Dosquebradas, así como de pequeños transportadores y comerciantes afectados. Fueron ellos quienes, el viernes 29 de agosto, bloquearon por más de 4 horas varios puntos de la ciudad, entre éstos el viaducto ‘César Gaviria Trujillo’, generando la incomunicación total entre los municipios de Pereira y Desquebradas. Se prevén nuevas protestas, mientras los pereiranos esperan que los remedios a este mal no sean peores que la enfermedad.

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