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Por: JCTG – Julio 24 de 2007

Durante nuestras vidas hemos visto como cambian nuestros gustos y fisionomías por las diferentes modas que impone el mercado en el ambiente cultural. Estas tendencias son el producto de la creación popular y se pueden ver fácilmente en la música, donde un nuevo género, o el realce de uno anterior -reggaetón, neopunk-, crea una gran base social.

Este fenómeno es aprovechado por la industria para estandarizar aquello que nace diverso. Las grandes multinacionales se encargan de dar enormes sumas de dinero a los artistas para que utilicen su ropa o salgan en los comerciales de su producto y estos productos se difunden por medio de canales de TV, aprovechando el poder de su globalización. Se encargan de imponer estos nuevos sonidos, formas de vestir, ideología y demás artículos de consumo masivo que estén ligados a estas nuevas tendencias musicales, que han pasado de ser expresiones populares a una nueva imposición del mercado alrededor del mundo, donde millones de personas serán seducidas y manipuladas por los medios de comunicación que se pongan al sevicionde los monopolios, generando un estándar de jóvenes a nivel mundial, el tiene como criterio central la generación de ganancias para esos empresarios.

Esta estandarización se basa muchas, si no todas las veces, en el ego individual, en el concepto de que ser de determinada manera es lo correcto o es mejor. Concepciones generadas por la industria para generar dependencia social de estos productos y, así, la sociedad de consumo.

Al madurar dichas expresiones culturales, los artistas y personas atacan la estandarización e, igualmente, el consumo que la sustenta, ya que se sienten utilizados por las multinacionales y su macabra idea, pues no les permite desarrollar su ideario colectivo, de forma que dichas expresiones culturales tengan el tiempo necesario para trascender y aportar a la construcción de identidad, de una manera natural, mas no impuesta y manipulada.

Son influenciados principalmente los jóvenes, ya que están en el proceso de elaboración de su criterio y son, en parte, estos referentes los que le permiten construirlo. Las multinacionales nunca asumen responsabilidad alguna al impulsar las oleadas consumistas, que rompen la identidad de los pueblos y empeoran la economía cultural de los artistas tradicionales, ya que hacen difícil renovar su público con tan despiadada competencia desleal. En este momento, las expresiones tradicionales se financian con los recursos con los que cuentan los artistas, que en su mayoria son escasos, o el gobierno, que invierte pocos recursos y que destina presupuestos muy bajos para la cultura.

Es por eso que resulta tan bueno estar a la moda cuando te incomoda.

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