En todo el mundo se han denunciado las mentiras de Blair, Bush y Aznar para invadir Iraq. Foto: Jason Lewis.
Tras 7 años de investigaciones, se llega a conclusiones que casi todos conocíamos: la invasión a Iraq no tenía fundamentos.
En todo el mundo se han denunciado las mentiras de Blair, Bush y Aznar para invadir Iraq. Foto: Jason Lewis.
En todo el mundo se han denunciado las mentiras de Blair, Bush y Aznar para invadir Iraq. Foto: Jason Lewis.

Por: Carlos Iaquinandi Castro – agosto 1 de 2016

Tras siete años de investigaciones y testimonios, el informe John Chilcot en el Reino Unido llega a conclusiones que casi todos conocíamos y que, en su día, millones de personas en todo el mundo denunciaron en las calles de las principales ciudades del planeta: la invasión a Iraq no tenía fundamentos y fue producto de una trama urdida mucho antes por George W. Bush y Tony Blair y a la que luego se apuntó José María Aznar como “actor secundario”.

El informe confirma que aquellos reclamos ciudadanos llevaban más certezas que las de los estrategas de los búnkeres blindados y de los despachos oficiales. Pero, si lo valoramos con serenidad, se nos atraganta la magnitud del horror: ¿somos conscientes de los millares de muertos, de la destrucción de un país, de sus infraestructuras y de su cultura que ocasionó esa invasión? Ex profeso, se inventaron informes, se trucaron imágenes y se armó una campaña internacional para sostener falsos argumentos que avalaran una intervención militar. Todo eso, intentando justificar la inútil búsqueda de unas ‘armas de destrucción masiva’ que nunca existieron.

Los invasores destruyeron un país que, trece años después, está desarticulado, sumido en el caos y el terrorismo y atravesado por luchas de grupos religiosos. No solo eso. Fue el comienzo de una lista de intervenciones militares que han provocado similares consecuencias en Afganistán, Libia, Somalia, Yemen y Siria, entre otros países, creando una creciente inestabilidad geopolítica y provocando millones de refugiados, la cifra más alta desde fines de la II Guerra Mundial.

El informe denuncia el sinsentido de la decisión de Blair. ‘Sin novedad en el frente’, para la mayoría de nosotros. Lo sabíamos. Pero no olvidemos que aquella barbarie tuvo tres ‘puntales’: Bush, Blair y Aznar. Los familiares de 179 militares británicos muertos en aquella guerra anunciaron que piensan hacer una demanda judicial. ¿Y quién demandará y a quiénes por los cientos de miles de hombres, mujeres y niños que murieron y que mueren en estas guerras que sólo pretenden objetivos de poder, de control de materias primas, de influencia estratégica? Desgraciadamente, la vida, el transcurrir de la humanidad, no es una Moviola que pueda retrocederse a voluntad. La verdad ‘oficial’ llega tarde. Aquella invasión no fue un error, fue un horror y sus consecuencias nos siguen alcanzando.

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* Publicado originalmente por el Servicio de Prensa Alternativo (Serpal).

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