Por: Marcela Zuluaga C – junio 16 de 2019
El trabajo de un grupo de mujeres del puerto nariñense, que a diario limpia y transforma camarones y langostinos, representa para ellas la posibilidad de ser sostenibles en el tiempo. Su proyecto recibió el apoyo de la Agencia de Renovación del Territorio, a través de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial.
Por lo menos 145 mujeres cabeza de hogar quienes, en su mayoría, fueron desplazadas por la violencia de finales de los años noventa en Nariño, conformaron hace poco más de tres años en Tumaco la Asociación Mujeres Semillas de Paz Perlas del Pacífico (Asmudepaz). Una de sus asociadas, Ivani Plaza, relata que:
Vivía en la vereda Peña Colorada y viajé a Tumaco en el año 2008, huyendo de la violencia. Como tenía a mi hija mayor creciendo, entonces, me daba miedo porque prácticamente ellos [los grupos armados] ya querían como echarle el ojo y me tocó venirme de allá.
La situación se agravó por aquellos años a raíz de la ‘mancha blanca’, un virus que atacó el camarón en Colombia y disminuyó ostensiblemente su producción. La empresa camaronera Tumako Fish, en la que laboraba Luis Rosas, cerró y las mujeres que se dedicaban a descabezar y limpiar el camarón se quedaron sin materia prima para trabajar. Según recuerda Ivani Plaza, para aquella época “en una semana se trabajaba apenas 2 o 3 días, casi no se tenían ingresos”.
Al poco tiempo, con el apoyo de cien mujeres peladoras de camarón, Luis decidió hacerse cargo de la empresa de la que había salido. En medio del proceso, sugirió que las mujeres se asociaran y, de esa manera, nació, en 2015, Asmudepaz para trabajar como organización aliada.
Actualmente, Asmudepaz y Tumako Fish son beneficiarias de un sistema intensivo de cultivo de camarones con el que se busca producir más a menor costo. Esta iniciativa recibió, en 2016, el apoyo del programa Colombia Responde y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
Los aportes les permitieron a Tumako Fish construir 20 piscinas para la cría de estos crustáceos en el corregimiento El Morro, de Tumaco. Estos cultivos son propiedad de la empresa y, a cambio de haber hecho la gestión por la asistencia técnica, las asociadas reciben el 5% de las ganancias. “La idea con el proyecto era lograr más volumen de camarón, más días trabajados y tener más dinero para nuestras familias”, comenta Ivani, recordando que sus ingresos dependen del volumen de camarones que puedan procesar cada día.
Cadena productiva
En Colombia, las exportaciones llevan dos años consecutivos en alza: en 2017 generaron 25,7 millones de dólares y en 2018 alcanzaron 26,5 millones de dólares. En términos de producción, en 2017 se lograron 4.465 toneladas de mariscos, y el año pasado se alcanzaron 5.307, según la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap).
La cadena productiva del sector de la camaronicultura incluye diferentes participantes, tales como los proveedores de insumos y servicios, las empresas y granjas dedicadas al cultivo de camarón, las plantas procesadoras y los distribuidores y comercializadores, entre otros. Todos ellos desarrollan un proceso que va desde el cultivo hasta la mesa del consumidor.
Asmudepaz participa en esta cadena como transformadora y dinamizadora, aportando mano de obra calificada. Por su parte, Tumako Fish, como cultivador, se encarga del manejo técnico y de los insumos. Finalmente, la comercialización está a cargo de Hipermar Fish, un supermercado de mariscos que actúa como aliado a nivel nacional para llevarlo al consumidor final, quien puede adquirirlo en sus tiendas o consumirlo en su restaurante Coctel del Mar.
Alianza con condiciones
Las mujeres asociadas en Asmudepaz no tienen horarios en la planta de Tumako Fish y sus ingresos están determinados por lo que produce cada una de ellas, es decir, trabajan al destajo, como se dice popularmente. Ivani explica que:
Depende de si es más rápida, pues gana más. Los ingresos varían: por descabezar un kilo de camarón pagan $1.300 y por pelarlo $1.800 […] Nosotras no producimos ni comercializamos […] lo que hacemos es prestación de servicios. Nosotras somos una parte pública, Tumako Fish nos provee el producto y lo que hacemos es descabezarlo y desvenarlo.
Gracias a las gestiones de Asmudepaz con la Agencia de Renovación del Territorio (ART), bajo el Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) para el Pacífico Nariñense, esta organización espera convertirse en productora de alimento concentrado para peces y mariscos a base de los residuos o subproductos del camarón, como las cabezas y las conchas. El valor total de este proyecto fue tasado en $120 millones y la ART entregó a Asmudepaz maquinaria e insumos para fabricar ese producto.
Producir este alimento concentrado significa para Asmudepaz una gran oportunidad, dado que no se elabora en la región y hay que traerlo hasta Tumaco o importarlo, por lo que tendrían en Tumako Fish a un comprador asegurado, mientras que la empresa se beneficiaría de la reducción de sus costos, lo que explica que haya entregado una pequeña parte de su planta en comodato a la organización de mujeres para desarrollar esta iniciativa.
Por el momento, la operación del proyecto de alimento concentrado se encuentra parada porque el molino granulador que la empresa donó no se encuentra en funcionamiento debido a que el diseño de sus piezas no se ajusta a los requerimientos de la materia prima. Sin embargo, según comenta Ivani, las integrantes de Asmudepaz no se dan por vencidas y quieren seguir adelante con su proyecto:
Actualmente, se está buscando la forma en que se pueda arreglar y ampliar la máquina para poder seguir en su elaboración […] También faltan las pruebas de alimentación con camarones y peces que luego serán de consumo humano, entonces, toca hacer varias pruebas sanitarias y verificar […] Buscamos ser sostenibles en el tiempo, pero también independientes, poder estar en la parte productiva y también en la parte de comercialización, para lo cual estamos estudiando para tener la cadena productiva completa.
Las mujeres de la asociación destacan que sus actividades demuestran que el Pacífico nariñense no es como lo pintan: “en Tumaco los buenos somos más; necesitamos cambios en infraestructura, creación de empresas para poder sostenernos y un buen trabajo para tener una vida digna a pesar de los conflictos”, concluye Ivani, quien, junto a sus compañeras, se trazaron como meta seguir avanzando, capacitarse aún más y fortalecer su independencia gracias al camarón.
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