El nuevo informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF) no deja dudas, el periodismo atraviesa su hora más oscura. Por primera vez, la libertad de prensa es “difícil” a escala mundial. La mitad del planeta ya no ofrece condiciones básicas para ejercer el oficio de informar y en más de 42 paı́ses el ejercicio del periodismo no solo es censurado sino perseguido, empobrecido y exterminado.

La prensa en las Américas: debilitada y bajo ataque

En las Américas, el informe expone que 22 de 28 países han bajado sus índices en el indicador económico de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa.

Estados Unidos, con el segundo mandato de Donald Trump bajo dos puestos y ha quedado en el puesto 57 de 180, esto lo ubica en el nivel de «problemático», y recuerda que con Biden la situación no era mucho mejor. Argentina bajo 21 puestos, y esta en el mismo nivel de Estados Unidos, con el puesto 87. Según el informe, el presidente Javier Milei estigmatiza a los periodistas y desmantela los medios de comunicación públicos.

Perú es otro caso dramático. Ha descendido 22 puestos desde 2022, y hoy ocupa la posición 130 con Dina Boluarte como jefa de Estado. El Salvador de Bukele está en el puesto 135, siendo las amenazas, la propaganda y los ataques contra los medios críticos las formas para acallar la prensa. México bajó dos puestos quedando en el puesto 124, y es el país más peligroso de América Latina para los periodistas, situación que ni López Obrador ni la actual presidenta, Claudia Sheinbaum, han cambiado.

Colombia no escapa a esta deriva. El país bajó cuatro posiciones y ocupa la posición 115, esto la ubica en un nivel intermedio bajo, y dentro de la categorı́a «difícil», una de las cinco peores clasificaciones del ı́ndice, que va desde «buena situación» hasta «muy grave». Sin embargo, Colombia ha estado de forma estable en esta categoría en las últimas mediciones, lo que demuestra la poca voluntad política para la transformación de las condiciones del periodismo colombiano.

Hoy, la retórica confrontativa del gobierno Petro hacia los grandes medios convive con gestos de apoyo a medios comunitarios y alternativos, pero la asfixia económica sigue debilitando la libertad de prensa.

Entre la censura y el hambre

Indicador económico de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa – Infografía RSF

Como lo alerta RSF, los medios mueren de hambre. La concentración de la propiedad, el control estatal de la pauta, la retirada de fondos de cooperación, y el acaparamiento de ingresos publicitarios por las plataformas digitales que manejan las cinco grandes empresas tecnológicas estadounidenses: Google, Apple, Facebook (Meta), Amazon y Microsoft, están acabando con el ecosistema de medios libres.

No es coincidencia que entre la censura y el ahogo económico, la libertad de prensa en países como Estados Unidos, Argentina, Perú y El Salvador hayan registrado caídas de más de 10 puntos en el índice en los últimos 5 años.

En Colombia, esa fragilidad se expresa en redacciones vacías, periodistas pluriempleados, periódicos independientes que cierran sin hacer ruido, y medios comunitarios que resisten con milagros, rifas y solidaridad. Mientras tanto, la desinformación y la propaganda florecen en los algoritmos, y los periodistas que aún denuncian, son señalados, judicializados o silenciados.

Apoyo colectivo o desiertos informativos

"La censura" - Ilustración: Edu Barbero.
«La censura» – Ilustración: Edu Barbero.

¿Quién podrá sostener el periodismo sin recursos, sin garantías, sin seguridad? RSF lo dice con claridad: sin independencia financiera, no hay prensa libre. Y sin prensa libre, no hay democracia ni dignidad, porque cuando la prensa desaparece, los desiertos informativos permiten que los grupos de poder legales e ilegales sometan más fácil las personas.

Por ello, en El Turbión insistimos: romper el cerco económico, recuperar la pluralidad de voces y defender el derecho colectivo a la información no es solo una causa gremial, es una urgencia política y popular. Este periódico existe porque ustedes lo sostienen. Y hoy más que nunca, la solidaridad es nuestro oxígeno.

Lea, comparta, y si puede aporte. Porque la verdad para ser libre necesita ser financiada colectivamente, e invitamos a que se hagan una pregunta: ¿Qué queda de libertad cuando se apagan las voces?

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