Arte, comida y movilización cultural y social se reunieron en el Operativo Multicultural de Occidente para reclamar el derecho de la gente del común a disfrutar las calles y el espacio público de Bogotá - Foto: Omar Vera

Arte, comida y movilización cultural y social se reunieron en el Operativo Multicultural de Occidente para reclamar el derecho de la gente del común a disfrutar las calles y el espacio público de Bogotá - Foto: Omar VeraPor: Ivonne Cardozo – junio 26 de 2012

Recuperar la calle fue el objetivo central del Operativo Multicultural por Occidente, bautizado como HOMO por sus organizadores, que tuvo lugar del 31 de mayo al 9 de junio, en las localidades bogotanas de Bosa, Techotiba (nombre verdadero de lo que ahora se conoce como Kennedy), Fontibón, Engativá y Suba. El encuentro permitió a los habitantes reconquistar los espacios públicos que históricamente han sido lugares de intercambio, de construcción de imaginarios comunes y de resistencia.

Esta iniciativa nació como una propuesta de movilización autónoma e independiente para tomarse las calles del occidente de Bogotá. Así, durante diez días, una miscelánea de saberes conjugados en agricultura urbana, teatro, títeres, comida y la puesta en escena de diferentes artistas reunieron a personas de la tercera edad, jóvenes, niños, organizaciones sociales, agrupaciones culturales, medios de comunicación alternativa y agricultores urbanos en barrios de las cinco localidades.

Leonardo Barbosa, miembro de la Casa Techotiba que funciona en la localidad octava de la ciudad, habló de esta experiencia como una apuesta educativa que permite desarrollar, en el occidente de la ciudad y desde las calles, trabajos con las personas de diferentes edades y visibilizar con muestras culturales y artísticas la violación de derechos humanos, la destrucción del medio ambiente y la necesidad de proteger las fuentes hídricas.

Según manifestó Leonardo, “la singularidad de este tipo de eventos es que los habitantes del propio territorio hacen uso de sus espacios, toman la calle y recuerdan que es el espacio de los ciudadanos. Desde allí la oportunidad de crear espacios que hoy simplemente están dejados al olvido, por tanto, la movilización es una propuesta para llevar cosas que están dentro de cada territorio y cultura, como el teatro, los títeres y los alimentos, pero hacen falta escenarios de este tipo para visibilizarlas”.

Espacio público y teatro

Algunos participantes y colectivos que asistieron a estos encuentros relataron cómo han sido sus procesos de construcción. Por ejemplo, Abelardo Cabal, del Teatro Experimental de Fontibón (TEF), menciona que los jóvenes quieren expresarse y decir lo que sienten, encontrándose con las personas a través del teatro, pues esta manifestación artística les permite “tomarse las calles y recuperar el arte, buscar la poesía en la calle”, añadiendo que este tipo de propuestas son necesarias “porque es necesario rescatar eso que ahora se llama espacio público”. Para el joven artista, “el arte y el teatro son una posibilidad de encuentros con la gente en la calle […] para visibilizar graves problemáticas que se viven en cada localidad, por ejemplo, las batidas militares que acechan a los jóvenes de diferentes barrios de la ciudad”.

Según Emilio Samuel Ramírez, también miembro del TEF, “a través del teatro se puede visibilizar la violencia que ha vivido el país, la muerte de campesinos, mujeres, hombres, niños y niñas, es una manera de sensibilizar a la sociedad sobre lo que pasa en el país”. Emilio se apoya en los poemas de María Mercedes Carranza “para narrar lo que ha ocurrido con las más de 2.000 masacres que han ocurrido en Colombia, a través de versos cortos y de las 24 masacres que impactaron a la poetisa colombiana”. Afirma, además, que el teatro es necesario en espacios libres porque es donde la “gente se encuentra con la gente, ya que nos han reducido al cuartico con la televisión y no tenemos espacios para encontrarnos”. En este sentido, señala la importancia de hablar, a través del teatro, sobre lo que ocurre en el país y sobre la historia reciente, pues “los acontecimientos han sido muy tristes, la violencia siempre ha sido triste, pero últimamente la enfermedad de la sociedad se ha ensañado especialmente contra las mujeres de una forma terrible y nosotros necesitamos decirlo y no solo la violencia contra las mujeres sino también de los hombres contra los hombres”.

Agricultura urbana y alimentación

Otro de los temas de esta gran feria multicultural fue la alimentación, como punto de encuentro para charlar y compartir saberes alrededor de la comida y las plantas nativas, que son poco conocidas. Julio Rodríguez, de la Casa Techotiba, comentó que “estos espacios no son para repartir comida sino para hablar de la alimentación y, desde allí, polemizar diferentes ideas alrededor de los alimentos que se consumen, de la cultura nutritiva de los ciudadanos y cuestionar si los alimentos que preparan son adecuados para la salud”.

De esta manera, las calles sirvieron durante los días del HOMO para almorzar en comunidad y para acercar a las personas por medio de los alimentos que se compartieron sin ningún costo. Julio afirmó que quieren “generar escenarios de diálogo donde confluyen la cultura, las costumbres y la alimentación […] para recuperar alimentos como la quinua y el amaranto: propios de toda América”. Además, afirmó que mediante los eventos culturales “poco a poco” se han ido reconociendo los productos naturales autóctonos y que no sólo promueven su redescubrimiento sino también retomar costumbres perdidas, porque “es recuperar eso que era de acá y que se puede producir acá”.

Por otro lado, Gustavo Aponte, miembro de la Mesa distrital de Agricultura Urbana, mencionó que el proceso de articular distitntas experiencias en materia de producción de alimentos nutritivos, sanos y limpios dentro de Bogotá e impulsar este tipo de agricultura en la ciudad se viene desarrollando desde el gobierno del exalcalde Luis Eduardo Garzón, siendo impulsado por el Jardín Botánico y que, desde el año pasado, se ha conformado como organización independiente.

Para Gustavo, “una de las grandes hazañas en esta mesa es enseñar a las personas que existen diferentes plantas nativas, medicinales, a comer otras que son desconocidas y aportan a la nutrición y a la salud al convertirse en pomadas, jarabes y alimentos […] es necesario ser actores directos en el proceso de la agricultura urbana en una acción política que reivindique el sentir de los agricultores que han sido desplazados del campo, en conjunto con los habitantes de las ciudades, mujeres, jóvenes de colegios y universidades y personas de la tercera edad que siguen siendo productivos para intervenir en los planes de desarrollo de la Alcaldía, pues se entiende que estas mesas distritales están construyendo sus propias voces para contribuir en los planes de mejoramiento de la ciudad y de los alimentos”.

Además, Gustavo insiste en que “es necesario crear organizaciones a nivel distrital para seguir fortaleciendo las mesas locales, donde se agrupen las ideas de distintas generaciones, donde se debatan temas como la soberanía alimentaria, la violación de derechos humanos por parte de las multinacionales y transnacionales a los campesinos, porque es importante no renunciar a la lucha por la tierra”.

¿Después de la caravana, que viene para el HOMO?

Una de las grandes apuestas del Operativo Multicultural de Occidente fue mostrar que hay otras costumbres alrededor de las cuales hay que generar diálogos, donde la alimentación y la salud son parte de los procesos culturales de cambio en las dinámicas de consumo de la sociedad. Por eso, Leonardo Barbosa no duda en señalar que “la propuesta de los colectivos es seguir construyendo con la gente y se tiene propuestado hacer otro recorrido, ahora por el sur oriente, que involucre localidades como Usme y San Cristóbal, para que las personas que integran cada localidad ejerzan sus derechos de manera colectiva, rescatando las calles como espacios ciudadanos”.

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