Por: Mónica Méndez – 17 de febrero de 2010
“Los desastres de la guerra” es considerada el conjunto de obras más sombrías e inquietantesdel grabador español Francisco de Goya, hoy en Colombia, la obra “Vidas minadas. 10 años después” del también español Gervasio Sánchez, representa de nuevo los desastres que viven las personas que viven en medio de conflictos armados. El artista español, ya no como grabador, sino como fotógrafo, presenta en la Biblioteca Pública Virgilio Barco las imágenes de las víctimas del conflicto, como siglos atrás lo hizo su coterráneo Goya con las de la invasión napoleónica. Este fotoperiodista, reúne en imágines, las historias de las personas que en diferentes partes del mundo, padecen los estragos de las minas antipersona.
Una foto en la que aparece un florero con base en forma de pierna, da la entrada a la serie Vidas minadas, la imagen trata de una prótesis casera creada en Camboya. Luego, otras 24 imágenes muestran recursivas prótesis creadas por sus propios usuarios, y que evidencian el ingenio que tienen que desarrollar las personas para que sus amputaciones no sean un impedimento en su cotidianidad, además, evidencian la imposibilidad que tienen las personas de pagar el costo de unas prótesis hechas por un médico especializado y con las condiciones adecuadas; quienes son víctimas de este tipo de minas viven en países en los que el ingreso per cápita es inferior a los 40 euros al mes.
Dentro de las fotografías que documentan las prótesis caseras, se ven prótesis hechas con mangas de chaquetas de cuero, pedazos de mochilas e incluso se puede ver una muleta que está adaptada con trapos y lazos para que dé el movimiento o al menos la mayor practicidad posible como miembro inferior. Todas las imágenes están compiladas en el libro fotográfico “365 vidas minadas” de 2007 que hace parte del proyecto de sensibilización de Gervasio Sánchez.
En el pasillo de la Biblioteca, se encuentran los retratos de las personas mutiladas por las minas, que posan con sus miradas de frente a la cámara y en una una silla contra una pared. Los retratados van desde niños que han perdido sus piernas, jóvenes que además han tenido lesiones visuales, hasta ancianos y mujeres que por sus ropas muestran con naturalidad su humildad. Dentro de
quienes están allí fotografiados, no faltaban las imágenes de las víctimas colombianas que el reportero ha capturado con su cámara. Entre ellos, Luis Alejandro Yepes, nacido en 1993 y a quien debieron mutilarle ambas piernas al ser herido por una mina en el año 2001, en Antioquia. Sánchez no sólo toma fotos, también vive con ellos durante un tiempo y vuelve una y otra vez a visitarlos para hacer el seguimiento del proceso de rehabilitación.
Aunque sólo 60 fotografías de víctimas de Afganistán, Angola, Camboya, Colombia, Irak, Mozambique y Nicaragua se encuentran en la exposición, y otras más completan la publicación de “365 Vidas minadas”, se sabe que hay de 15.000 a 20.000 nuevas víctimas cada año, y que otros de los países que padecen esta tragedia son Bosnia, República del Congo y Somalia. Sin embargo, es Colombia el que ocupa el primer lugar en accidentes provocados por estos artefactos explosivos con un total de 1110 sólo en el año 2006.
Además de las prótesis y las víctimas, la exhibición incluye fotografías de las minas utilizadas, el nombre y los países que las fabrican. Paradójicamente los países que tienen el mayor número de minas almacenadas son aquellos que tienen derecho a veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: Estados Unidos, Rusia y China.
Estados Unidos, pese a que no construye minas desde 1997 tiene reservas de minas y paradojicamente es el mayor donante del Fondo para la Erradicación de las Minas. Además, los tres países mencionados todavía no aceptan firmar el Tratado de Ottawa, cuya finalidad consiste en la prohibición del uso, producción, almacenamiento y venta de minas antipersonales.
La exposición itinerante de Gervasio Sánchez también incluye 6 testimonios visuales en el segundo piso de la Biblioteca, de esta manera los visitantes pueden escuchar a Sokheurm Man de Camboya, Adis Smajic de Bosnia Herzegovina, Fanar Zekri del Kurdistán Iraquí, Sofía Elface de Mozambique y Mónica Ojeda de Bucaramanga. El testimonio de Mónica enmarca el conflicto colombiano desde la perspectiva de una niña de diez años que sufre también de ceguera por culpa de la mina que la amputó.
Con esta muestra, en definitiva, los espectadores podrán sentir que más allá de tratarse de un tema de sembrado y explosión de minas hay detrás también unos países que se niegan a colaborar, que pese a dar de palabras para fuera su apoyo a la prohibición de las minas, como en el caso de China, se niegan aún a pertenecer a tratados internacionales a favor de lo que predican. Además, y sobre todo, que no es simplemente una cuestión de estadísticas sino de destrucción física y mental para miles de seres humanos que además, en la mayor parte de los casos, están sumidos en la pobreza y en la indiferencia estatal.
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