Por: Andrés Mora

Luz Marina*, todas las noches podía mirar la luna y las estrellas a través del techo transparente elaborado con el mismo plástico que usó para improvisar su casa, después de salir desplazada de su resguardo en 2008, junto con 70 familias. Su sueño siempre ha sido tener una casa propia, pero la pesadilla del conflicto ha llamado a su puerta desde aquella época en la que tuvo que empezar un asentamiento a las afueras de Samaniego en Nariño, un municipio que ha convivido históricamente con la violencia.

Al tiempo que ignoraba que las víctimas tienen derechos y que muchos habían sido vulnerados, Luz Marina se dio cuenta que algo tenía que hacer, por sus hijos, por ella y por su comunidad. Después de algunas semanas en las que se alimentaron con Bienestarina, un complemento alimenticio que distribuye gratuitamente el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar desde 1976 a poblaciones vulnerables, Luz Marina empezó a sentir la necesidad apremiante de cambiar las cosas, el hambre y la incertidumbre agobiaban a todos:

A mí me daba como esa impotencia que no podía darle la comida como debería ser a mi hija, y a los demás niños que estaban ahí. Me sentía como impotente por no poder hacer nada. No tenía conocimiento, no sabía dónde acudir (…)


Estigmas contra derechos

Desaparecidos – Foto: Andrés Mora

17 años después, Luz Marina hace parte de la Mesa Municipal de Víctimas, terminó su bachillerato, hizo un técnico, y apoyó la realización de la Conmemoración del Día Internacional de Solidaridad con las Víctimas, que se realizó el 11 de abril de 2025, en el Centro Cultural de Samaniego. Pero para que llegara este momento, Luz Marina tuvo que encarar injusticias, desasosiegos y los típicos estigmas que suelen enfrentar las víctimas:

“Nos acusaron de guerrilleros. Dijeron: ‘algo han de haber hecho por allá abajo, por eso los sacaron’, no teníamos donde ir al baño, no teníamos agua. A veces íbamos a pedir y nos decían que no nos daban porque éramos gente mala, que por eso nos habían sacado”. “Pero jamás nos dimos por vencidos”. Sentencia Luz Marina, con voz tranquila, pero contundente.

Y continúa: “Pero así como había gente mala, cómo le digo, había un señor que dijo que nosotros teníamos derecho al agua, a la energía, todo”.

Además de brindarle ayuda, la contactó con uno de sus hijos abogados, de quien recibió asesoría jurídica:

Y ahí fue donde yo dije: ‘Tengo que hacer algo por mi hija, y por los demás niños, y por todos. Entonces empezamos a buscar ayuda, a capacitarnos’. Yo dije: ‘Para poder defender mis derechos y los de los demás, tengo que aprender las leyes que me protegen’.

Víctimas que transforman

Víctimas formandose para transformar – Foto: Andrés Mora

La Conmemoración del Día Internacional de Solidaridad con las Víctimas que atendió Luz Marina, fue una jornada que reunió a decenas de mujeres más en Samaniego, municipio al que se puede llegar desde Pasto a través de la cordillera occidental hasta llegar a Tuquerres, a 3.070 metros sobre el nivel del mar, y de ahí se baja por una serpiente de asfalto que baja poco a poco y que divide la montaña hasta donde se siente un calor descansado, entonces se llega al casco urbano de Samaniego.

La conmemoración tuvo tres momentos: el primero consistió en la socialización de los logros y retos de un ejercicio previo de construcción del Plan de Transformación para la Construcción de la Paz, realizado por mujeres de Cumbal y Samaniego en abril y marzo de 2025, en el marco del Proyecto Rumbo a la Paz, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

El ambicioso y necesario Plan no es solo un listado de demandas: es un mapa dibujado por manos que han cultivado la tierra y ahora siembran paz, y que reclaman lo elemental: ser escuchadas, ser libres, ser parte, a través de propuestas económicas, políticas y ambientales, que buscan romper exclusiones, empoderando a las mujeres con infraestructura, educación y protección jurídica para construir equidad desde lo cotidiano.

“Con ese plan que hemos venido ejecutando, queremos alcanzar esos logros que tanto necesitamos para el mejoramiento de nosotros y nuestros renacientes [descendientes]”, cometa Lucía García, una de las expositoras del Plan.

En la segunda parte del encuentro se realizó la presentación del libro Retratos pueriles resonantes de esperanza: una compilación de historias escritas y dibujadas por estudiantes de grado cuarto y quinto pertenecientes a la Institución Educativa Policarpa Salavarrieta, de las sedes Salado, Cartagena, Tanamá y Motilón.

Los relatos y dibujos se realizaron en el marco del proyecto: “Pinto para crear, creo para transformar”, liderado por la Fundación Kuna Cultural, y apoyado en 2024, por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.

Ángela Cajiao Meneses, compiladora del libro y cultora de tradición del municipio, junto con el artista Auly Obando Quintero, se encargaron de realizar los talleres de pintura y escritura, dirigidos a los estudiantes participantes, y que resultaron en relatos que dan cuenta de los sentimientos, necesidades, anhelos, despedidas y reencuentros, enmarcados en el duelo, el conflicto, el medio ambiente, la paz y la reconciliación. Para la profesora Ángela, la experiencia resultó “un aprendizaje”, y con sensibilidad plena, considera que:

Los niños no olvidan, sino que tienen herramientas más inocentes para el perdón.

Con el libro en las manos, la tercera actividad consistió en la recuperación del Jardín de la Memoria de Samaniego: un espacio que queda pequeño frente a las atrocidades que allí se describen. En medio está plantado un almendro, que deja caer sus hojas a un monumento que representa a una madre buscadora: una estatua de color cobre de ojos metalizados, que sostiene en sus manos un retrato, y a sus pies una placa que anuncia la memoria y la resistencia ante el olvido.

A su alrededor, unas placas de plástico recuerdan, entre el polvo seco que dejan la lluvia y el viento, lo que han enfrentado en el municipio: homicidio; secuestro; minas antipersona, municiones sin explotar y trampas explosivas; actos terroristas; lesiones personales psicológicas; desaparición forzada…

“Nosotras como mujeres resilientes tenemos que ser fuertes hasta el fin”, afirma Lucía con seguridad.

La fuerza de la unión

Jardín de la Memoria de Samaniego – Foto: Andrés Mora

Embarazada de su segundo hijo, con mejores condiciones, pero no lo suficiente, Luz Marina consolidó la idea de organizarse, como el mejor medio para exigir la protección y cumplimiento de sus derechos. Con 20 familias más, fundó la Asociación de Víctimas Abrazando el Futuro con Esperanza y Razón (AVAFER), lo que le ha permitido hacer incidencia política en su territorio en búsqueda de la verdad, la justicia y la reivindicación.

Adriana*, una de las mujeres que conforman AVAFER, considera que el dolor mengua cuando hay integración entre las víctimas: “Haciendo parte de mis compañeras, siento ese apoyo y eso me fortalece”. Y concluye: “Lo que nos une como mujeres buscadoras son nuestros seres desaparecidos. En la organización somos una familia: nos sentimos apoyadas las unas a las otras. El dolor de una es el dolor de todas”.

En Samaniego, existen cinco asentamientos informales de personas desplazadas por el conflicto armado, uno es La Universidad, ubicado en el Barrio Villa del Rosario, lugar donde Luz Marina marcó con estacas el pedazo de tierra que lo convirtió en su nuevo hogar. Otro es El Portal. Los dos tienen ventaja sobre los tres restantes, porque hay un proyecto en trámite para su legalización, a través de titulación individual.

Aún la incertidumbre

Jardín de la Memoria de Samaniego de la memoria – Foto: Andrés Mora

Angie Salomé Melo, enlace municipal de Víctimas de Samaniego, afirma que la apuesta es por: “los cambios significativos de reparación integral definitiva”, y para ello, a través de los programas de reubicación, legalización o retorno liderados por la Alcaldía, se espera que los estudios técnicos que se adelantan verifiquen la viabilidad jurídica de los terrenos para restablecer los derechos de las familias víctimas del conflicto armado.

Para Pablo*, a pesar de pertenecer a la Mesa de participación efectiva de víctimas, instancia máxima de representación en el municipio, y que cuenta con el apoyo técnico y financiero de la Alcaldía, el propósito de la reubicación, el retorno o la legalización es una utopía y advierte:

Nosotros queremos que la Gobernación o la Alcaldía tengan en cuenta esas ocupaciones. No sabemos si los alcaldes no tienen la política de buscar esa solución.

Luz Marina aguarda con ilusión el momento de tener casa propia, con las habitaciones suficientes para ella y sus dos hijos, y no tener la cocina a la intemperie. Ya no estar siempre con botas porque el barro en el asentamiento está por todos lados. Le gustaría dejar de arrendar el apartamento en el que ahora vive, para mirar la luna y las estrellas desde la ventana.

* Nombres reales ocultos por seguridad


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